Mostrando entradas con la etiqueta capítulos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta capítulos. Mostrar todas las entradas

viernes, 7 de diciembre de 2012

¿QUÉ ESCENA OS HA GUSTADO MÁS?


¡Queridos lectores de ØBLIVIØN!

Una semana más estamos acompañando a nuestra saga favorita. Hoy os proponemos confidencias. 

¿Queréis ser partícipes?

Creo, que a estas alturas, todo aquel que tenía unas ansias locas de leer esta Tormenta de Estrellas, ya lo ha podido hacer. Por lo tanto ¿ya podemos hablar del libro, sin miedo a spoilear, no?

Quien no lo hayáis leído todavía, ¡cuidado! se va a destripar la historia…

Quiero que elijáis las escenas que más os hayan llamado la atención y nos contéis el motivo. Francesc estará deseando saber que partes de la historia os han hechizado más. Y nosotras también por supuesto.

Así que escribir, sacad un poco de vuestro tiempo y ¡contadnos! Yo también participo para daros un empujoncito, no os creáis que vais a estar solos en esto....


Hay muchas escenas que han logrado capturarme:

- Esa escena en la que Sasha descubre el enjambre de estrellas en Montaña Amarilla junto a Petra, y con Ivonne en su corazón y en su pensamiento: Es una escena que me parece de lo más romántica aunque la estés viviendo con otra persona y no con la que realmente te gustaría.

- Las clases de piano y de lecciones de vida con Antonio: Porque gracias a esos momentos Sasha se va encontrando un poco a sí mismo, aunque esté lleno de dudas, y gracias a un regalo de Antonio será capaz de vaciarse en tiempos oscuros, dejando que la palabra fluya con los sentimientos. Gracias a Antonio tiene algo a lo que aferrarse para no volverse loco. (Qué sería de algunos de nosotros sin una libreta dónde vaciar nuestros pensamientos…mejor no pensarlo)

- El momento viaje en avión con Petra a su lado mientras la observa, su despedida: Otro momento de tranquilidad y de mariposas en el corazón, de nuevos aleteos que quizá marquen diferentes caminos en un futuro, quién sabe…

¿Os gustaría que el camino de Sasha se uniera al de Petra en algún momento?

- El encuentro pasional con Ivonne: Porque cada fan de esta saga llevaba tiempo ansiando ese encuentro, que sus corazones latiesen al mismo compás, que su piel se rozase…

Sin embargo hay dos escenas, que me hicieron temblar mucho más.

Hubo dos escenas que consiguieron paralizar mis sentidos, consiguieron que mi corazón crujiera a cada latido pronunciado, a cada respiración susurrada.

En entradas anteriores ya hablamos sobre el azul de la portada en castellano de esta Tormenta de Estrellas.

Personalmente, aunque su color fuese elegido por el ilustrador Berto Martínez, siento como si al ver la portada podría incitarme a imaginar que dentro de cada una de sus páginas se esconde un secreto que tiñe sensaciones del mismo color: azul.

Y esas dos escenas que más me han hecho sentir, miedo, intriga y dolor, se ambientan en el mar revuelto de color azul.

¿Recordáis cuando Sasha encuentra las ropas de Ivonne en la Playa de las Conchas y piensa que ha muerto?

¿Recordáis cuando el mismo Sasha decide abandonar su cuaderno y sus ropas bajo la misma roca y adentrarse en el mismo mar de corrientes peligrosas para poner fin a su vida?

Creo que ambos momentos son los más impactantes de todos. Son los que han logrado marchitar mis venas y cristalizar la sangre que camina por ellas, invadiéndome su escarcha todo el cuerpo, congelando mi alma, impidiéndome respirar con normalidad.

Dos escenas dignas de un maestro. Dos escenas que solo Francesc Miralles podía escribir.

Ambas explican a la perfección el grado de oscuridad y tormenta que ha abrazado a nuestro protagonista.
Con ellas nos hacemos una idea muy perfilada de los sentimientos que navegaban dentro de su corazón, de esos sentimientos que expresó en una libreta titulada HISTORIA DE LA LUZ. Somos más conscientes de su declive.

La primera parte de esta saga: “Un cielo tras otro” me encantó, pero esta segunda, esta “Tormenta de Estrellas”, es muy yo, y ha cautivado por completo mi corazón.


¿Y vosotros, en que escena os habéis sentido más identificados? ¿Qué momento ha hecho crujir a vuestro corazón?


Contadnos queridos Ø-Readers…Mientras tanto ya sabéis, divisad el cielo infinito, nos encontramos en Casiopea.

viernes, 3 de agosto de 2012

EL ÁNGULO MUERTO

Hoy os traigo en primicia total medio capítulo que aparecerá al final de la primera parte. 

Este capítulo se llama El Ángulo Muerto. Al leer el título no he podido evitar acordarme de mi amiga Mai (Mai Te para vosotros), por un escrito suyo que leí hace tiempo. Y mira tú por donde tiene algo que ver con mi amiga…

¡Sí, sí, como leéis! ;-)))

Según nos ha contado Francesc, este “Ángulo Muerto” empieza después de que Sasha haya leído en un blog el relato finalista de un premio. ¿Y sabéis cuál es ese relato? Pues es el cuento ‘La niña que contaba estrellas’ de una tal Mai Te.

Sasha después de un ataque de melancolía y de una bronca con su padre, decide escribir a la autora y tienen una conversación en el blog.

Las respuestas queridos amigos están tomadas de las reflexiones de mi amiga, de lo que ella es capaz de filosofar cuando deja a su corazón hablar sin ataduras.

Tendremos que esperar a Noviembre para descubrir ese relato, pero ya os puedo asegurar que será magnífico, porque estoy muy acostumbrada a sus líneas y siempre están impregnadas de aprendizaje y de mucha luz.

Así es mi amiga, una estrella que nunca se apaga.

Mientras tanto seremos partícipes de esta conversación tan interesante. No os la perdáis y leed Ø-Readers.


                        (…)

Tú que sabes de estrellas y constelaciones,
¿por dónde se sale de este cochino mundo?
SASHA

La autora del cuento estaba conectada y debía de estar tan aburrida como yo, ya que contestó enseguida.

No te conozco, pero te veo muy rayado.
¿Te ha dejado la novia?
MAI TE

Ni siquiera eso.
SASHA

Entonces estás enamorado y no te hacen caso.
El amor que no se alcanza, se idealiza.
MAI TE

¿Por qué diablos me hablas tú también de amor?
Yo sólo he preguntado cómo se sale de aquí.
Me quiero ir.
No aguando este puto mundo ni una noche más.
SASHA

¿Dispones de nave espacial?
MAI TE

Todavía no.
SASHA

Entonces paciencia.
Mientras no llegue tu nave, seguro que acabas encontrando quien te quiera.
MAI TE

Una lágrima resbaló por mi mejilla y me hizo sentir miserablemente ridículo, aunque sabía que la internauta cuentacuentos no podía verme. Era patético que me emocionara de aquel modo hablando con alguien a quien no conocía, aunque parecía tener una visión profunda sobre los embrollos del corazón.

Llamando a Tierra…
¿Sigues ahí?
MAI TE

Sí. ¿Te das cuenta de que esto no es un chat privado?
Todos lo que entren en el blog leerán lo que
hemos hablado.
SASHA

Da igual. Voy a contarte un secreto que he descubierto
hace poco. Igual te sirve mientras esperas
el cohete salvador que te saque de aquí.
MAI TE

Soy todo oídos.
SASHA

A veces el amor está agazapado en nuestro ángulo muerto,
justo en el lugar donde no miramos.
Se trata sólo de tener los ojos bien abiertos.
MAI TE

 
¿Qué os ha parecido este medio capítulo? ¿Intrigante verdad?

Yo ya me muero de ganas por saber si Sasha consigue encontrar la luz necesaria para aprender a mirar o no. 

¿Encontrará el amor? ¿O mejor, dejará el amor que Sasha lo encuentre? Porque como todos sabemos...el amor es de las cosas más impredecibles de la vida, y no siempre aparece cuando lo ansiamos.


Espero que os haya gustado la primicia de hoy y que estéis, como yo, con muchas ganas de conocer ese relato de la niña que contaba las estrellas.

Un abrazo Ø-Readers, y recordad que nos encontramos en: Casiopea.


Esperamos vuestras palabras, ¡acompañadnos!

viernes, 13 de julio de 2012

PRIMEROS CAPÍTULOS

¿Qué día es hoy? ¡¡¿Viernes?!! Pues si es viernes hoy toca actualizar este pequeño rincón sobre ØBLIVIØN.

Gracias a Francesc, tenemos una sorpresota...

Are you ready?

Os dejamos el inicio y el primer capítulo de ØBLIVIØN 2: Tormenta de estrellas.

* * *

Esto es el amor: volar hacia un cielo secreto,
hacer que cien velos caigan en cada momento,
dar un paso sin tener pies.
Rumi

GLØØM

El látigo invisible del viento azotaba la bahía como si quisiera borrarla del mapa. Sentado en la desolada playa que une Caleta de Sebo con Montaña Amarilla, reflexioné sobre todo lo que me había sucedido desde mi regreso.
Tras correr las aventuras más extrañas de mi vida y enamorarme por primera vez ―mi corazón deseaba que fuera la última―, una calma mortecina se había apoderado de mi vida. Hacía más de un mes de la carta de Ivonne. Desde entonces no había vuelto a saber de ella.
Al parecer, era por mi propia seguridad que no debía contactarla. Ahora que estaba protegido entre los míos, cualquier intento de salir de La Graciosa o de Lanzarote, donde iba al instituto entre semana, supondría un grave peligro para mí.
Miré abatido las aguas que me separaban de las montañas de la gran isla. Suspiré.
Vista desde fuera, mi vida no podía ir mejor. Mis padres me procuraban todo lo necesario y más, incluyendo una residencia en Lanzarote y cualquier libro o disco que pidiera por Internet. A cambio, no me hacían rendir cuentas de ningún tipo.
Raramente me preguntaban por el curso y, si el fin de semana me encerraba en mi habitación, mi padre me preguntaba si no estaba estudiando demasiado. Inaudito. Desde mi vuelta de la península, aquella ferretería que hacía de supermercado y kiosko parecía dar unos beneficios insólitos para una población de 600 habitantes.
Me había cansado de preguntar, sin éxito, de dónde salía el dinero que ahora nunca faltaba en casa.
En la residencia de la Haría, donde se encontraba el instituto de secundaria, compartía habitación con Rubén, un graciosero que me había adoptado. Me contaba hasta altas horas de la noche sus aventuras con toda clase de chicas de Lanzarote, incluyendo extranjeras de paso, a la vez que me animaba a salir con él «de caza».
Yo siempre me negaba.
Me callaba que estaba enamorado de una chica a la que tal vez jamás volvería a ver, ya que aquello habría despertado sus chanzas. Era más práctico adoptar el disfraz de empollón que tiembla ante la sola idea de que sus notas bajen del 9. Así había acabado por dejarme en paz. Se conformaba con que fuera el confidente de sus conquistas, que revivía con todo lujo de detalles en la oscuridad de la habitación.
Los viernes regresábamos juntos al islote en el ferry que zarpaba de Órzola. Como las gracioseras para él no tenían ningún interés, decía, nada más poner pie en Caleta le perdía felizmente de vista. Según Rubén, pasaba el fin de semana durmiendo, recuperando fuerzas para el lunes dar guerra entre las despistadas turistas que llegaban a la Haría, en el Valle de las Mil Palmeras.
En cuanto a mí, los fines de semana mis padres casi me obligaban a salir. El hecho de haber vivido en Madrid y Barcelona, aunque fuera fugazmente, me había convertido en una especie de héroe local. Cuando no íbamos en bicicleta a alguna playa lejana, los chicos me acribillaban a preguntas mientras jugábamos a las cartas en algún bar del puerto.
Les contaba bien poco, ya que aquel septiembre tan desconcertante no había vivido nada que pudiera considerarse normal. Por eso repetía siempre las mismas anécdotas sobre el colegio privado donde apenas había pasado unos días.
Les fascinaba, por ejemplo, que delante de mi pupitre hubiera dos rubias. Y eso que no sabían que una de ellas se me había declarado.
Ahora que octubre llegaba a su fin, en aquella costa desértica me dije que había perdido las ganas de vivir. Todo iba estupendamente, en apariencia, pero cada nuevo día sin noticias de Ivonne moría un poco más por dentro.
A mi desánimo no ayudaba que escuchara en mi iPod una y otra vez Gloomy Sunday, una canción popularizada por Billie Holiday que, al parecer, metía ideas peligrosas en la cabeza de los que la escuchaban.
La canción habla del domingo triste de alguien que ha perdido a su amada a quien ya nadie nunca podrá despertar.

...the black coach of
Sorrow has taken you
Angels have no thought
Of ever returning you
Would they be angry
If I thought of joining you?*

El final del estribillo, «Gloomy Sunday», no tiene un equivalente exacto en castellano. Gloom hace referencia a la oscuridad y la tristeza, al pesimismo y la desesperanza.
Un termino quizás intraducible, pero que aquel domingo definía a la perfección el estado de mi alma.

*El negro carruaje del / dolor se te ha llevado / Los ángeles no tienen intención de devolverte / ¿Se enfadarían conmigo / si yo pensara en unirme contigo?


/1ª Parte/
LOS FAROS DEL INFINITO


AVISTAMIENTOS


Quiero creer.
The X Files


El primer viernes de noviembre salí de clase sin sospechar que aquella amarga calma que me estaba matando pronto iba a terminar.
Los escalones blancos del instituto estaban llenos de estudiantes que bebían cerveza y fumaban, pese a estar estrictamente prohibido en el recinto. A las cinco de la tarde caía un sol de justicia. Mientras esperaba a Rubén para tomar juntos el bus a Órzola, me refugié bajo una de las palmeras que rodeaban las instalaciones.
Cerca de allí, una pareja se lo montaba sin remilgos.
Desvié la mirada hacia las verjas grises que encerraban el oasis educativo del norte de la isla. Al otro lado, una fila de coches esperaba para devolver a sus retoños al hogar otro fin de semana.
Rubén seguía sin aparecer. Me disponía ya a encaminarme solo hacia la parada de bus, cuando una pareja de clase me hicieron una señal para que les esperara. Iban de la mano, caminando muy lentamente. Se notaba que no dependían de aquel autobús que no tardaría en pasar.
Nunca había hablado con ellos, pero me había fijado desde el principio. Era difícil no verlos.
Él debía de medir metro noventa y era extremadamente esbelto. De cabellos morenos y piel bronceada, sus facciones rectilíneas recordaban a un maldito busto griego. Jamás le había visto alterarse.
Ella no le iba a la zaga. Sus cabellos castaños recogidos en una docena de rastas encuadraban unos ojos grises extrañamente grandes. Era un par de dedos más alta que yo, y su cuerpo provocaba suspiros entre todo el sector masculino. El mismo Rubén me había confesado una vez que cambiaría un año entero sin sexo por una sola noche con aquella diosa de curvas vertiginosas.
Recordé sus nombres, Ernesto y Petra, segundos antes de que se presentaran. Para mi sorpresa, sabían perfectamente quién era yo.
―Necesitamos tu ayuda ―dijo él mientras me estrechaba la mano con una formalidad fuera de lugar―. Porque eres de la Graciosa, ¿verdad?
―Vamos en busca de un guía ―sonrió ella mostrando una dentadura perfecta―. Te compensaremos por el tiempo que te haremos perder.
―No tenéis que pagarme nada. ¿Qué queréis saber?
―El camino a Montaña Amarilla ―dijo Petra―. Nos gustaría llegar a la cima.
―Son un par de horas de camino desde Caleta de Sebo. Tres a lo sumo. El lunes os traeré un mapa. Ahora tengo que tomar el bus.
Los enormes ojos de ella se aproximaron a los míos, como si quisieran succionar mi voluntad y mi alma.
―El lunes es demasiado tarde ―protestó―. Tiene que ser mañana a medianoche.
Sin entender de qué iba aquello, me disculpé antes de apresurarme hacia la parada de autobús, que estaba a punto de pasar. La pareja perfecta me siguió. Flanqueado por aquellas dos torres, solté una rápida parrafada para sacármelos de encima:
―No es tan difícil. Sólo tenéis que tomar el ferry desde Órzola. Una vez en la Graciosa, si recorréis el puerto de Caleta hacia la izquierda, donde terminan las últimas casas empieza la bahía del Salado. Luego pasaréis por la playa Francesa y finalmente la de la Cocina. Allí mismo está Montaña Amarilla, que no llega a los 200 metros de altura. Eso es pan comido para dos cachas como vosotros.
―Mil gracias por las indicaciones ―intervino Ernesto con irritante cordialidad―, pero nos encantaría que nos acompañases. Imagino que son caminos peligrosos para recorrerlos de noche sin un aborigen. ¿Qué podemos ofrecerte a cambio?
La guagua* a Órzola apareció, entre una nube de polvo, como mi salvación. Aproveché que en pocos segundos estaría subiendo para despachar a aquellos dos:
―Lo siento, tengo que estudiar todo el fin de semana. Además... ¿por qué queréis ir justamente a medianoche?
―Se han anunciado avistamientos ―dijo Petra con un brillo infantil en los ojos.
―Avistamientos... ―murmuré― ¿Te refieres a ovnis?
―Eso mismo, objetos volantes no identificados.
La puerta del bus se abrió con un chirrido y una docena de jóvenes pasajeros se metieron en tromba para ocupar los mejores asientos.
―No creo en eso ―dije para quitármelos de encima―. Mucha suerte. Si hacéis fotos, ya me las enseñáis el lunes.
Como toda respuesta, se limitaron a mirarme mientras la guagua arrancaba levantando una nueva nube de polvo. Permanecieron allí, como dos estatuas de sal, hasta que un volantazo del conductor me permitió perderlos de vista.

*Nombre que reciben los autobuses en las islas Canarias.

* * *


¡¡Se acabó por hoy!!
¿Se acabó por hoy? ¡¡NO!! Os dejamos un enlace a la primera canción que suena en Ø2 (sí, Mai y sus abreviaturas...)


Esperamos que os gusten los capítulos tanto como a nosotras.

¿Listos para la tormenta de estrellas?